Hay aromas que resultan especialmente enigmáticos y cautivadores. Son fácilmente reconocibles. Despiertan emociones y recuerdos y, de alguna u otra manera, nos gusta tenerlos siempre cerca. Ese es el caso de la lavanda. Una flor que no solo nos tiene conquistados por su belleza e intensa fragancia, también por ser uno de los ingredientes secretos de Agua de Sevilla. Refrescante y floral, un equilibrio perfecto que se esconde tras esta nota olfativa y que se ha hecho tan distintiva en nuestra firma.
La lavanda es símbolo de la flora mediterránea y, por su fácil cultivo, suele inundar los campos del interior de la península española y el sur de Francia. Una estampa típica que todos tenemos en la cabeza, de tonalidades moradas que chocan con el verde y color tierra. Un espectáculo para los sentidos. Esta flor es un tipo de arbusto de hoja perenne, con una base leñosa de unos 50 cm de altura, hojas sencillas y pequeñas flores, de color azul-violeta, repartidas en una espiga. Florece de junio a septiembre y, por eso, nos recuerda a los largos días de verano, el ambiente familiar y la alegría de la infancia en plena naturaleza.
Su nombre proviene del latín lavare (lavar) y, detrás de ella, se esconden muchas curiosidades y anécdotas. Conocida como “el oro azul”, sus virtudes son numerosas y, desde hace siglos está presente en ungüentos y cosmética natural. Los griegos ya extraían su aceite para fragancias caseras y sales de baño, los egipcios la utilizaban en sus inciensos y en la antigua Roma se empleaba para perfumar los aseos y, así, ahuyentar insectos y enfermedades. Cuenta la historia que en Grasse (Francia), los guanteros emplearon la lavanda para perfumar el cuero y que, casualmente, estos se salvaron de la peste. Obviamente, tras esto, se popularizó más si cabe y era raro no ver a alguien que llevara un poco de lavanda encima.
¿Para qué sirve la lavanda?
La lavanda tiene múltiples usos y beneficios. La lista de remedios medicinales que tiene es infinita y su aceite esencial es utilizado en todos los rincones del mundo para problemas físicos y mentales. Destaca su poder calmante, analgésico, cicatrizante, regenerador de las células cutáneas y antiinflamatorio, así como las propiedades que tiene capaces de levantar el ánimo y calmar la ansiedad. En tratamientos de aromaterapia y belleza es casi indispensable su uso.
También suele verse en hogares como elemento ornamental o ambientador casero. Hay bolsitas que contienen ramitas de lavanda que se guardan dentro de los armarios y cajones, entre la ropa o accesorios, y deja un aroma muy suave y delicado y una agradable sensación de limpieza.
Pero, sin lugar a duda, lo que más destacamos es el aceite esencial que de ella se extrae. Componente recurrente en cosmética y perfumería, que hace que esté presente en la formulación de las fragancias europeas más clásicas, entre las que se encuentra Agua de Sevilla Noir. Donde las notas especiadas y verdes combinan con el dulzor de la vainilla y el frescor de la bergamota. Una combinación de aromas orientales y amaderados con las notas de salida de la lavanda. Irresistible y cautivador. Una fragancia que no entiende de tiempo ni generaciones. ¿Todavía no la conoces?
¿Dónde encontrar lavanda en España?
No hay que irse al sur de Francia para disfrutar de este espectáculo visual. En el corazón de España, muy cerca de la ciudad de Guadalajara, se encuentra una de los mayores productores de lavanda. Hablamos de Brihuega (Guadalajara), donde desde hace 30 años se lleva plantando unas mil hectáreas de esta flor. Recomendamos visitar este lugar cuando la lavanda alcanza su máximo esplendor, a mediados de julio. Aprovechando el escenario efímero de los campos en flor, durante estas fechas, todos los años se repite una cita con el arte, la música y la gastronomía en el Festival de la Lavanda. ¡Una experiencia única que nadie se debería perder!